Caos y orden
EP. 002
Vamos a sumergirnos en el libro de Génesis, específicamente en el primer capítulo. Aquí se nos habla del orden que Dios estableció en el universo. A través de este análisis, buscamos obtener una perspectiva fresca de cómo Dios interactúa con su creación y cómo podemos aprender de su sabiduría.
En Génesis capítulo 1, verso 1, leemos "En el principio, Dios creó los cielos y la tierra". Esta frase aparentemente simple establece el orden de la creación: primero el tiempo ("En el principio"), luego el espacio ("los cielos") y finalmente la materia ("la tierra"). Este orden es el pilar de nuestra existencia y la base de cómo entendemos y medimos nuestro mundo. Medimos nuestra edad en tiempo, nuestra altura en espacio y nuestra masa en peso. Este orden, aunque obvio, a menudo se pasa por alto o se da por sentado.
Tomando la analogía de C.S. Lewis, podemos pensar en Dios como un arquitecto que no vive dentro de las casas que construye. De la misma forma, Dios existe fuera del tiempo, el espacio y la materia que Él mismo creó. Muchas veces buscamos a Dios dentro de las limitaciones de nuestra existencia física, pero no lo encontraremos allí porque Él existe más allá de estas limitaciones. Esto no significa que Dios esté desinteresado o desconectado de su creación, simplemente significa que su existencia está en un plano diferente al nuestro.
Este orden divino tiene un impacto en nosotros como creyentes. A veces, intentamos eliminar el orden de nuestras vidas, buscando experiencias místicas o astrales. Sin embargo, Dios creó este orden por una razón y, en lugar de tratar de escapar de él, deberíamos tratar de entenderlo y aprender de él. Recordemos que Dios es un Dios de orden, no de caos, y este orden se refleja en todo lo que hace.
El libro de Génesis nos proporciona una visión valiosa del orden que Dios ha establecido en el universo. Este orden es fundamental para nuestra existencia y, en lugar de tratar de escapar de él, deberíamos aprender a vivir dentro de él y apreciar la sabiduría que encierra. Al hacerlo, podremos entender mejor a Dios y cómo interactúa con su creación.